Añil

Autor: Miguel Ángel Sosme

El añil es un tinte natural derivado de la planta de "jiquilite”, la cual, tras un complejo proceso de trituración, macerado y secado al sol, produce la llamada “piedra de añil”. Según registros históricos, durante el siglo XIX, Niltepec se erigió como uno de los principales polos productores de añil en el mundo, constituyendo el principal producto de exportación del Istmo.

En cada región con prácticas tradicionales de tintorería artesanal, existen una o más "recetas" de teñido con añil. Desde el empleo de hojas de izote hasta el de cáscaras de piña o pencas de maguey, el proceso de fermentación por el que se libera el color, requiere de bacterias que se alimentan, principalmente, de azúcares. Igualmente, la fijación de los colores puede verse favorecida por la presencia de sales y urea.

En este sentido, la orina de los niños ha sido uno de los ingredientes secretos de la tintorería de muchas regiones indígenas del país. Cuentan las abuelitas de Puebla y Veracruz que, anteriormente, los niños que ofrecían la orina debían seguir una dieta rigurosa, libre de carnes y grasas. Incluso, en ocasiones ayunaban para que ésta fuese lo más "limpia" posible.

Algunas personas sostienen que el añil es un ente viviente que sólo se revela a unos cuantos. Y como entidad anímica requiere de una serie de atenciones y tratos específicos para manifestarse de forma plena. Sin embargo, también existen otras recetas que nos permiten teñir con él de una forma más práctica

Fotografía: Miguel Sosme